Cuando te sigues en el curso de tu trabajo, con un testigo como es este blog, te das cuenta de que no dejas de ser, además de la «autora», la espectadora de tus propios caminos y análisis. En este mundo interactivo hoy nuestra identidad se desdobla como dueños de nuestros actos y los espectadores de los mismos para volverse a fundir, somos individuos convertidos en actores/espectadores de este mundo que es en nuestro escenario global, un gran medio en el que inter»actuar».
Hace más de cuatro años, cuando por primera vez empece a tratar temas relacionados con el cambio de poder y la inaugurada diplomacia pública, era más un tema en manos de teóricos estudiando el fenómeno que un hecho vigente en la calle, desde entonces esa participación ciudadana, no ha hecho más que crecer derivando en cuestiones políticas, públicas como la gestión de ciudades (crowdsourced cities) o sociales como el propio activismo social (con sus influencers y la generación hashtag).
Hoy, como mi propia testigo en curso, introduzco un nuevo tema dentro de todo ese común denominador en el cual nos hemos situado los individuos en el escenario global 2.0: el espectactor o la espectactriz.
No es algo que yo me invente, en este caso no como en otros sí ha sido, pero deriva de mi realidad que fusiona análisis con experiencias. El termino nace en el mundo del teatro, y actualmente soy participante en uno de integración cultural en Casa Asia y fue allí donde el termino vino a mí, nuestro monitor la refirió como para definir el termino en el cual hoy nos sentimos (unos más que otros) inmersos.
Un «acuñe» de sumo interés que me hizo pensar más allá del taller cuan valor tenía para compartirlo en este espacio como figura que parte de la tendencia y evoluciona de ella. En un mundo interactivo, donde la problemática social y política cada día es más pública que privada, se encuentra en más ventanas y foros de actuación, todos pasamos a convertirnos en esa dualidad (en uno mismo y sin desdoblarse) que compone el espectador (con un papel más pasivo y como siempre fuimos, con los medios tradicionales) y una parte de actor (con nuestro papel activo, tanto al formar parte tanto de esa problemática como al tomar parte de la acción y ejercitar nuestros derechos y nuestra opinión a través de altavoces sociales).
En activismo social 2.0 ya hacia la comparativa entre temas de interés social con los de trascendencia política: Como si de un partido político se tratará, temas sociales y de actualidad saltan a las redes sociales con el fin de “activarlos” buscando la mayor transparencia posible y el mayor ruido en general para demandar atención pública y por tanto movimiento social.
Hoy en un mundo plural todo se mezcla, y más allá de nuestro taller que persigue identificar esos conflictos en nuestra sociedad, los ejemplos se multiplican en todos los puntos del planeta. Dos factores nos obligan a nuestro papel de espectactores, por un lado cerca o lejos para los problemas hoy no hay fronteras, todos nos hacemos eco tanto de nuestra problemática política como de los refugiados de Siria pasando por la crisis China, los atentados de Bruselas o los viajes de Obama, y por otro una radicalidad social y casi mediática o teatralizada tiñen cada uno de los «actos» o «personajes», nos gusta optar por opiniones confrotadas más allá de llegar a diálogos, acuerdos o mediaciones hoy buscamos confrontación para situarnos con nuestra posición en un sí o en un no.
Y si hay un tema polémico, entre muchos otros, por no decir «el personaje» en estos días, ese es Donald Trump y sus polémicas afirmaciones en su campaña hacia la presidencia. Reúne los dos factores (cercania en la lejanía, todos nos hacemos dueño y eco de sus palabras y del conflicto) y radicalidad (su postura es absolutamente confrontada y radical, y genera radicalidad, gusta o no pero no deja insensible).
Defensores y detractores viajan por la red y por las calles, entre ellos un buen ejemplo de espectatores y espectatrices la «representaron» con la iniciativa de Jessica Walsh y Timothy Goodman, creadores de la iniciativa 40 Days of Dating, que ahora nos sorprenden con la plataforma 12 Kinds of Kindness.
Como en el anterior, crearon un experimento /campaña de 12 pasos como forma de enfrentarse a su propia apatía y el egoísmo. Durante 12 meses, Tim y Jessie intentaron abrir sus corazones, ojos y mentes para convertirse en personas, más amables y empáticos, 12 pasos que luego conforman su decálogo de bondad para cambiar comportamientos.
Entre otras puestas en acción hace unos días llevaron a cabo su campaña de posicionamiento anti-Trump «We built a wall in front Trump Tower», 100 voluntarios y más de 3 horas dieron lugar a esto:
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Una paradoja / relato para representar que frente a quien construye «muros» (no solo físicos sino tambien sociales, culturales, raciales… como los que el propio Trump está construyendo) hay que contruye un muro de bondad. Una confrontación pacifica de espectatores que manifiestan ese sentimiento anti-trump que está creciendo (o posicionandose en la otra postura radical) en todo el país.
Más allá de la tendencia, el cambio y nuestra propia figura como espectatores y espectactrices y en relación puramente con el Sr.Trump añado este link con 3 opiniones muy interesantes para que cada uno a disponga y opine:)
«Trump es la más pura expresión de esta tendencia a la degradación de nuestra vida pública…….
Un mapa de su apoyo podría coordinarse con las búsquedas racistas de Google, pero encaja mejor con la desindustrialización y la desesperación, con las zonas de miseria económica que los 30 años de consenso de libre mercado en Washington ha traído al resto de América……
«Estados Unidos es una nación ansiosa y enfadada. Muchas personas han perdido la fe en el liderazgo. En algún lugar de su cerebro comercial Donald Trump intuyó que los modales son más importantes que las leyes, y que si quieres asaltar al poder establecido tienes que asaltar tus modales en primer lugar»
Las redes nos hacen participantes de una realidad cada vez más grande, más activa y más atemporal, somos sus actores y espectadores, no de forma intercambiable sino en el mismo momento y lugar, de ahí la gran importancia del vocablo: somos «espectatores» y «espectactrices» y da igual lugar, condición y edad, «somos» es parte ya de nuestra presencia 🙂
By the way: y tu qué opinas de TRUMP??
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